Más de 50 profesores universitarios que obtuvieron sus cargos por concursos abiertos de oposición y antecedentes siguen padeciendo la persecución de la actual conducción de la Universidad Nacional de Formosa (UNaF), que ahora intenta destituirlos a través de juicios académicos colectivos “inéditos en la historia de las Universidades argentinas en democracia”.
En ese sentido, Mónica Daldovo, doctora en Ciencias Sociales y docente ordinaria en la UNaF, dijo que “venimos padeciendo más de cuatro años de hostigamiento, violencia y discriminación” por parte de los que dirigen esa Universidad, quienes “en este momento están en un intento de juicio académico a más 50 docentes concursados”, es decir que han llegado a la categoría de ordinarios por concursos abiertos de oposición y antecedentes.
“Somos docentes investigadores que tenemos una larga y vasta trayectoria en la docencia y la investigación, pero no quieren que sigamos en las aulas. Hemos sufrido todo tipo de discriminación, nos han sacado de todos los espacios académicos y ahora quieren eliminarnos de las aulas de grado, que es lo único que nos queda en la Universidad”, advirtió.
Denunció que “es un intento de prohibirnos la docencia de por vida en la UNaF” porque “participamos de una reunión en el año 2021”, cuando se trata de derechos fundamentales de la democracia que están protegidos por instrumentos internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 20º establece: “Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas”.
Entonces, a contramano de la ley, “pretenden juzgarnos los mismos que nos denuncian; vendrían a ser los jueces, y con un reglamento que sacaron a medida en el 2023”, evidenciando que “es todo muy turbio, muy irregular e inédito en la historia de las Universidades argentinas en democracia”.
Inclusive, hasta el propio Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), con más de 63 Universidades públicas del país, “se ha pronunciado por este hecho, considerándolo de extrema irregularidad y violencia, además de insólito en estos años de democracia”.
Por consiguiente, fue advertido “el vaciamiento de la calidad académica” que generaría en la UNaF que esta tentativa de enjuiciamiento académico prospere, teniendo en cuenta que además “hay docentes que no pasaron por concursos públicos y abiertos ocupando los Consejos Directivos y el Consejo Superior de la UNaF”.
Esta crisis institucional se denota también en que la matrícula de alumnos e inscriptos ha descendido notablemente. “Basta pasear por el campus para darse cuenta de lo destruida que está la infraestructura”, sumó la doctora Daldovo, ejemplificando que en la Facultad de Humanidades “prácticamente no tenemos baños”, con lo que ello implica para “la salud de los estudiantes”, además de los docentes y no docentes.
Todo esto pone de manifiesto que “la institución deja bastante que desear y que se alejó de lo que son las Universidades argentinas”, sintetizó.