En diálogo con Canal E, la economista Natalia Motyl mencionó que aunque el PBI creció un 5,8% interanual en el primer trimestre de 2025, “se trata de un rebote técnico sobre una base de comparación muy baja”.
Crecimiento del PBI: ¿un rebote o una recuperación real?
El PBI creció un 5,8% en comparación al primer trimestre de 2024, lo que podría sugerir una recuperación sólida. Sin embargo, la entrevistada fue contundente: “Ese 5,8% interanual es un rebote estadístico”. Según explicó, esta mejora debe leerse en relación al fuerte ajuste económico aplicado por el gobierno de Javier Milei al inicio de su mandato.
“Se dejó de imprimir papelitos de colores y se redujo fuertemente el gasto público”, detalló, al referirse a la política fiscal y monetaria contractiva que generó una fuerte caída de la actividad durante el primer trimestre del año pasado. En ese contexto, el crecimiento actual es en gran parte una recuperación desde el piso más bajo.
Señales positivas, pero con cautela
Pese a su análisis crítico, Motyl reconoció ciertos datos alentadores: “Ya llevamos dos trimestres consecutivos con crecimiento económico, lo que te marca una tendencia”. Sin embargo, aclaró que aún es pronto para hablar de un verdadero proceso de expansión sostenida: “Habrá que esperar los próximos trimestres para ver cómo evoluciona la dinámica económica”.
Lo más llamativo del crecimiento actual, según Motyl, es que “no lo está impulsando el consumo, sino la inversión bruta privada”. Este cambio marca una diferencia con otras recuperaciones argentinas, históricamente apoyadas en el consumo interno.
Exportaciones e importaciones: luces y sombras
El desafío más inminente, advirtió la economista, es externo: “Las exportaciones cayeron un 1,5% respecto al trimestre anterior”, pese a mostrar una mejora interanual. Mientras tanto, las importaciones, especialmente de maquinaria, aumentaron, lo que implica una fuerte demanda de dólares.
“Esto depende de que el Banco Central tenga los dólares para facilitar la importación de insumos productivos”, remarcó. Y agregó una advertencia clave: “Un tipo de cambio atrasado nos vuelve caros frente al mundo”, lo que afecta la competitividad y podría complicar la balanza de pagos.
¿Hasta dónde puede ajustarse el gasto público?
Otro punto sensible es el impacto del ajuste fiscal en ciertos sectores. “Salud y educación están totalmente rezagados, producto de la caída del consumo público”, explicó. Si bien algunos rubros como turismo, comercio e intermediación financiera muestran mejoras, hay otros donde el ajuste golpea con fuerza.
Motyl planteó un interrogante central: “¿Hasta qué medida el gobierno puede seguir avanzando con un ajuste fiscal tan fuerte?”. Para ella, el límite podría estar en la caída de la recaudación o en un eventual estancamiento de la actividad local.
Por último, Motyl subrayó la importancia de la política cambiaria en los próximos meses. “Va a ser fundamental el esquema cambiario: ¿seguimos con este modelo o hay ajustes para garantizar las divisas necesarias?”, planteó.