Las puestas en escena del senador Francisco Paoltroni ya no sorprenden: indignan y generan vergüenza ajena. Un hombre que hoy ocupa una banca en el Senado de la Nación gracias a las reglas de la democracia que él mismo desprecia, y que cobra un salario millonario que pagamos todos y todas las argentinas y argentinos. Con ese dinero mantiene a su familia y a su entorno, mientras ataca al pueblo que lo eligió.
Pero como llegó con el voto, también se irá con el voto.
Porque en la democracia se entra y se sale por la voluntad de las mayorías, no por el capricho de quienes militan el odio disfrazado de republicanismo.
Francisco Paoltroni debe ser sancionado democráticamente, por sus pares y con el uso de las leyes vigentes, porque su accionar antidemocrático daña al conjunto. Insistir con la intervención federal de una provincia atenta contra el pacto fundante de nuestra organización nacional. Es un atropello a la memoria de nuestros próceres y a la sangre derramada para construir esta patria federal de 23 provincias, más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Lo que hace Paoltroni no es nuevo.
Es parte del viejo manual de la derecha colonial:
gritan «libertad», mientras entregan la patria.
Acusan de dictadura, mientras destruyen la democracia.
Hablan de instituciones, pero sirven al capital extranjero.
Mientras tanto, la realidad golpea:
el desempleo crece, la economía cruje, el consumo se desploma.
Y el Topo hace su trabajo:
destruir la Argentina desde adentro, con un plan que no diseñó él, sino sus mandantes.
Porque cuando la derecha gobierna, el país se empobrece, y cuando no gobierna, litiga contra su propio pueblo. Así ha sido siempre. En mi opinión, el plan es simple y brutal:
Consiguen financiamiento de los Estados Unidos y sus aliados (OTAN, organismos multilaterales).
Entregan recursos estratégicos como pago: empresas, litio, petróleo, puertos, cielos.
Cuando pierden el poder, inician juicios contra la Argentina en tribunales extranjeros.
Con esos juicios, garantizan el saqueo legalizado:
El mayor porcentaje va a manos del sistema financiero global,
Un buen pedazo se reparte entre jueces y estudios jurídicos,
Y el restante va al bolsillo del vendepatria de turno.
Ese es el verdadero mecanismo. No lo dicen en los medios, pero lo repiten como libreto en cada país de nuestra América morena y demás.
¡Basta!
En octubre, con tu voto, devolvámosle el poder al pueblo.
Porque Milei no vino a gobernar: vino a destruirnos.
Y lo está logrando.
J.R. Lezcano
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