jueves, 11 septiembre, 2025
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Vaca Muerta: las petroleras se creen «inmunes» al clima político, mientras las pymes sufren por la competencia china

A unas 65 cuadras de distancia de la Casa Rosada, las petroleras y las empresas de servicios viven su «fiesta», mientras el Gobierno intenta salir de la crisis política en la que quedó sumergido tras las elecciones en Buenos Aires. El clima empresario en La Rural, donde se desarrolla la Exposición Argentina Oil & Gas (AOG) desde el lunes y hasta este jueves, difiere diametralmente del «crítico» clima político.

Es que Vaca Muerta marcha y las grandes operadoras petroleras sienten cierta inmunidad a los vaivenes económicos de corto plazo, pese a que el lunes los mercados reaccionaron muy negativamente a lo que un directivo bancario definió como que «se empezó a pricear a Axel Kicillof presidente en 2027».

La coincidencia es casi unánime: los proyectos petroleros que ya están financiados caminan solos. Y los ejecutivos recuerdan permanentemente que la industria energética piensa en el larguísimo plazo, a 30 años, por lo que el riesgo ya está asumido y planeado. Nunca está de más recordar que las multinacionales del sector operan en Venezuela, Nigeria e Irak, países con problemas más graves que los de Argentina.

Tanto es así que quienes siguen de cerca los números de la energía apuntan que lo determinante y hasta angustiante en algunos casos es el precio internacional del petróleo, que «flota» -como bromeó Daniel González, el hombre de confianza del ministro Luis Caputo en Energía y Minería- entre los 65 y 70 dólares por barril en estas semanas.

El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, suele repetir que «a partir de 45 dólares ganamos plata; desde los US$ 60, bastante mejor; y cuando supera los US$ 72 nos tenemos que llenar de guita». Otros empresarios, sin embargo, puntualizan que con precios menores a US$ 60 caerían significativamente las inversiones y se frenaría el crecimiento de la producción -que a nivel nacional está volviendo a los niveles de hace 25 años-. La disponibilidad de fondos con un petróleo barato sería ajustada y apenas serviría para mantener estable la producción.

En el cóctel de Bentia Energy, la flamante petrolera de Javier Iguacel -el exministro devenido en empresario que compró las áreas convencionales que dejó YPF- recién miraba a las 20.30 del miércoles cómo había cerrado el valor del crudo. La variable sobre la que los empresarios intentan no enloquecer es clave para la estabilidad económica del país a futuro. Según calculó el consultor Daniel Dreizzen, director de Aleph Energy, el Banco Central (BCRA) podría comprar unos US$ 22.000 millones por año a la industria petrolera en un escenario «medio» de precios y desarrollo. La cifra es tan abierta que si se analiza el escenario de bajos precios y poco desarrollo, solamente se podrían obtener US$ 2.000 millones anuales del petróleo y el gas natural.

Donde las elecciones sí generaron un ruido es en la posibilidad de lograr financiamiento a tasas de interés accesibles. En varios de los 11 cócteles multitudinarios de la exposición organizada por el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) -que convocó a 25.000 personas toda la semana- se hablaba del caso Aconcagua Energía, que cayó en default por US$ 250 millones. Un importante hombre de negocios planteaba la necesidad de ser cautos con la relación entre endeudamiento y capital propio.

Las empresas no vislumbran cambios considerables de la situación económica a corto plazo, pero están preocupadas por si se extiende el escenario de tasas altas después de octubre, donde esperan que La Libertad Avanza tenga una mejora electoral, aunque igual Javier Milei se verá obligado a negociar con los gobernadores. Una diferencia de 200 puntos básicos en el riesgo país puede significar que se hagan 15 pozos menos por año en Vaca Muerta, con su consecuente impacto en el empleo, impuestos y divisas.

El accionista de una petrolera confiaba que el proyecto de gas licuado «Argentina LNG 1», que ya está confirmado, no cambia por el resultado de las elecciones, pero se pueden complicar en lo financiero las etapas 2 y 3, que YPF negocia con la italiana Eni y la angloholandesa Shell. Los márgenes del gas licuado son «muy ajustados» y el riesgo país tira en contra. Ahí se juegan otros US$ 7.500 millones al año en exportaciones.

Como contracara, las pymes alertan que están sufriendo la concentración de la actividad en Neuquén y el progresivo deterioro en Chubut y Santa Cruz, históricos polos petroleros. Allí detectan posibles focos de conflicto social si las compañías que tomaron las áreas que vendió YPF no activan rápido las operaciones.

El Grupo Argentino de Proveedores Petroleros (GAPP), que tiene 250 asociados pymes que dan trabajo a más de 40.000 personas, adhiere al reclamo de la Unión Industrial Argentina (UIA) de «nivelar la cancha» para la competencia con China. No solo Paolo Rocca, dueño del holding Techint, está inquieto por la avanzada oriental. Los costos de Vaca Muerta son 35% más caros que los del Permian -formación similar pero más eficiente- y ahora las empresas de Estados Unidos también están tocando la puerta.

SN

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