miércoles, 1 octubre, 2025
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La Dicotomía de la Lluvia y la Agonía del Pequeño Productor en Formosa: La Cruda Realidad del Interior


La compleja y angustiante realidad de los productores agropecuarios en el interior de Formosa fue desnudada en una extensa y profunda entrevista radial con Pánfilo Ayala, presidente de la Federación Agraria Argentina – Filial Laguna Naineck. El diálogo, transmitido en el programa “Exprés En Radio” por FM VLU 88.5 (Lunes a viernes de 9 a 12h), abordó la «dicotomía importante» que representan las recientes tormentas, la persistente falta de infraestructura y un modelo productivo provincial que, según el dirigente, está llevando a la «casi extinción» del sector.


La Bendición y la Desgracia de las Precipitaciones

Ayala comenzó su intervención destacando el alivio que significaron las lluvias recientes tras un prolongado período de sequía. El agua fue recibida como una «bendición de la lluvia para los productores, es algo importante después de tanta sequía», pues por «tantos meses en los cuales los productores no la han pasado bien debido a la ausencia de precipitaciones adecuadas».

El dirigente de la FAA Formosa resaltó que, a diferencia de otros eventos localizados, esta vez la lluvia fue «generalizada», con mediciones «alrededor de 100 mm en alguno otro un poco más». Esto permitía a los productores avanzar en la actividad agrícola, con algunos «preparando suelo», otros con «los cultivos en brotando» e incluso casos de «algunas cucurbitáceas, mandioca que se volvieron a sembrar».

Sin embargo, esta alegría se contrasta con una realidad estructuralmente precaria que convierte el beneficio climático en un nuevo problema. «paradójicamente también tenemos esta desgracia, ¿no? De que cayó lluvia, pequeña lluvia en nuestra zona que estemos totalmente aislados», lamentó Ayala. Los «caminos totalmente intransitables» generan un problema «casi tan grave como la sequía».

El estado de la infraestructura es una denuncia recurrente. Ayala afirmó que cada vez que llueve, «las rutas provinciales, los caminos municipales están anegadas totalmente de agua», lo que conlleva la «imposibilidad de transitar». Esta situación «desnuda, todo lo que tiene que ver con la recesión y el abandono del gobierno local y provincial en cuanto a lo que es la zona productiva».

El caso de Siete Palmas, una localidad en la zona norte cercana a Laguna Blanca, fue citado como un ejemplo emblemático: «Es el único pueblo que no tiene acceso al pavimento. Y en cada de pequeña lluvia se encuentra totalmente aislado», a pesar de «mucha promesa de asfaltado, del ripiado que hasta hoy son promesas políticas». La intransitabilidad paraliza la vida comunitaria y productiva: «Los docentes no pueden llegar a las escuelas, los chicos no pueden ir a estudiar, los productores no pueden moverse para poder trasladar su producción o para realizar sus actividades diarias.»


El Fracaso del Modelo Formoseño y el Éxodo de Jóvenes Productores

Al abordar la situación actual del agro formoseño, Pánfilo Ayala fue categórico al señalar que la producción está «en camino transitando lo la etapa más dura, agonizando las producciones», con algunas «desaparecían totalmente, otras ya camino a desaparecer», incluyendo «cultivos dramáticos como el algodón».

El foco de su crítica más dura recayó sobre el Instituto Paippa (Programa de Asistencia Integral para el Pequeño Productor Agropecuario), una de las políticas sociales y productivas más promocionadas por el gobierno provincial. Para el dirigente, el Paippa es, ante todo, «una bandera de propaganda política, no productiva» que, en lugar de generar riqueza, «ha creado pobreza en estos últimos desde su creación hasta esta parte».

Para sustentar su visión del «daño que ha hecho el paippa y el modelo los formoseños a la agricultura», presentó el caso de la comunidad de Toropaso, a 12 km de su localidad:

  • Antes de la implementación del modelo: En la zona se cultivaban alrededor de «500 600 hectáreas de banana» y se sembraban aproximadamente «300 hectáreas de algodón». La vitalidad se reflejaba en la matrícula escolar, que «rondaba los 200 alumnos».
  • Hoy: «no hay ni 1 hectárea de esos cultivos» y la escuela «no hay más de dos alumnos».

El fenómeno más preocupante es el desarraigo y el éxodo de los jóvenes. El sector agrícola hoy se sostiene sobre una población de productores de «alta edad, rondando un promedio de entre 65 a 70 años de edad». Ayala relató el caso de Villa Lucero, «la cuna de de los embaladores» de banana: esta localidad, que albergaba «300 familias que trabajaban en el embalaje», ha «sufrido el éxodo de más de 100 jóvenes».

«Esa es la consecuencia del paippa y del modelo formoseño productivo que no tiene un programa agrícola definido, que tenga sustentabilidad, que garantice la ruralidad», concluyó Ayala, denunciando que las acciones de gobierno son «mucha propaganda política que termina siendo solo eso, cáscara, para los diarios, para las fotos». Además, criticó que el gobierno «no puedo juntar 20 productores en un encuentro. Hay un montón de gente más de funcionario, de empleado o de punteros políticos».


Reclamos al Gobierno Nacional y la Búsqueda de un Nuevo Modelo

La situación local se ve agravada por un contexto nacional que, según la Federación Agraria, también ignora a las economías regionales. Ayala mencionó la reciente participación de la FAA en el Congreso anual, donde el documento principal subrayó la «ausencia de de políticas públicas para las economías regionales».

Sobre la exención temporal de retenciones, Pánfilo Ayala fue claro: la medida fue «una suerte de engaña pichanga» que «no le sirvió al pequeño productor» porque este «ha liquidado todo» y solo benefició a los «agroexportadores».

A pesar del desalentador panorama, la Federación Agraria no claudica. Después de «prácticamente 1 año de haber insistido en gestión» con el gobierno anterior y de haber enviado una nota al propio presidente Javier Milei, están en un proceso para «reanudar este diálogo» con el Gobierno Nacional, enfocándose en la recién creada Secretaría de Economía Regionales. La urgencia es máxima, pues «si el año pasado nosotros decíamos que estábamos mal, nos dimos cuenta que estábamos mejor que ahora. Pero estamos mal. La situación es complicada».

El presidente de la filial Laguna Naineck cerró con un llamado a la acción: «la lucha es el camino y la gestión, el planteo, aparte del cuestionamiento, la crítica que podamos hacer que son auténticas, que son veraces». Insistió en la necesidad de un «cambio rotundo para que la Formosa que fueron la de hace cuatro o cinco décadas atrás vuelva a ser productiva de alto impacto social, de desarrollo». La situación es «grave, por supuesto y preocupante», una «denuncia que ha hecho la Federación Agraria» desde hace mucho tiempo.

El testimonio de Pánfilo Ayala dibuja un panorama de productores que, aunque agradecen la lluvia, ven cómo la falta de inversión en infraestructura y un modelo productivo fallido, que él califica de «negocio político para el gobierno provincial», condena a la agricultura familiar a la extinción.

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