La historia argentina tiene una costumbre incómoda: no se repite de manera mecánica, pero insiste. Vuelve. Se filtra. A veces como tragedia; otras, como farsa. Y cuando reaparece bajo la forma de la entrega, suele hacerlo envuelta en disfraces ideológicos que apenas logran ocultar lo esencial.
Posibilidad De Repetición Exponencial De La Doctrina Quiders
Existe posibilidad cierta que la «doctrina Quiders» se repita en forma exponencial y como participe necesario de un acto aun mas deplorable de lo ocurrido con el Senador aun presos en la Capital de Rca del Paraguay, con algunos Gobernadores que llegaron bajo el signo de Partido Justicialista. Hoy asistimos a un nuevo camuflaje, a una transfiguración oportunista de gobernadores que hasta ayer se proclamaban federales, defensores de la producción y del trabajo argentino, y que hoy se arrodillan sin rubor ante Javier Milei. No por convicción profunda. Por conveniencia inmediata. Como Judas, venden al pueblo por unas monedas.
El Nuevo Precio De La Venta
Solo que ahora no son treinta denarios. Son transferencias discrecionales, promesas de obras que nunca llegan y la expectativa de no ser castigados por una Casa Rosada que se sienta, sin pudor, sobre fondos que pertenecen a las provincias. Nada de esto es novedoso. Es el menemismo regresando, pero sin épica, sin maquillaje moderno, sin siquiera el pudor del relato desarrollista.
Rasgos Del Menemismo Sin Épica
Privatización del Estado. Destrucción del tejido productivo e industrial. Desprecio abierto por el trabajo. Y como telón de fondo, las ya conocidas relaciones carnales con Estados Unidos, esa vieja subordinación que siempre reaparece cuando el poder local decide cambiar soberanía por aplausos externos.
El Gesto Político De Milei: Diálogo Selectivo
En este contexto, el gesto político de Milei no es menor. Tras el triunfo legislativo del 26 de octubre de 2025, decidió no invitar a cuatro gobernadores peronistas a la reunión en Casa Rosada: Axel Kicillof, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Gustavo Melella. No son marginales. Representan a provincias que concentran casi la mitad de la población argentina. La excusa fue ideológica. El argumento, pobre: que con quienes no comparten su “catecismo” no hay diálogo posible. En realidad, el mensaje fue otro, mucho más brutal y antiguo: el diálogo es solo para los obedientes.
Federalismo condicionado. Diálogo selectivo. Castigo al que no se somete.
Y aquí la historia vuelve a hablar con voz propia. Rosario lo sabe. En 1875, cuando la ciudad resistía el centralismo porteño y defendía sus recursos frente a intereses extranjeros, un buque inglés apuntó sus cañones hacia la costa. Hubo dirigentes nacionales dispuestos a bombardear una ciudad argentina para proteger inversiones británicas. El ataque no se consumó, pero la amenaza quedó grabada como advertencia histórica. Ayer fueron cañoneras. Hoy son recortes, asfixia financiera, disciplinamiento político y extorsión presupuestaria. La lógica es idéntica: someter a las provincias para garantizar negocios ajenos al interés nacional. Por eso Rosario nunca está tan lejos. Porque cada vez que el federalismo se entrega, el país vuelve a caminar por ese borde peligroso donde los intereses externos pesan más que la dignidad interna.
Imperioso Rescatar A Quienes No Se Arrodillan: El Modelo Formoseño
Frente a este escenario, es imprescindible rescatar a quienes no se arrodillan. A quienes resisten desde una concepción profundamente federal, productiva y humana del Estado. Gobernadores que entienden que gobernar no es administrar la derrota, sino defender a su pueblo incluso cuando el costo es alto. Entre ellos, Gildo Insfrán, que desde Formosa sostiene el Modelo Formoseño como la antípoda absoluta del proyecto de Milei. Un modelo que defiende la producción local, la industria, el trabajo, la inclusión social y la presencia activa del Estado allí donde el mercado solo deja abandono. No es casual que haya sido excluido. El poder central siempre teme a quienes no se dejan domesticar.
Disyuntiva Histórica: Entrega O Soberanía
La Argentina no está frente a una simple discusión económica. Está frente a una disyuntiva histórica: entrega o soberanía, sumisión o dignidad, travestismo político o convicción profunda. Los gobernadores que hoy se disfrazan para sobrevivir pasarán. Como pasaron otros antes. Los que resisten, en cambio, quedarán del lado correcto de la historia. Y la historia —aunque demore— siempre termina pasando factura.
Lic. Faustino Duarte
