El caso de Xiomara Portillo, la adolescente de 16 años cuya muerte ha sido caratulada como un femicidio agravado por el vínculo y la alevosía, mantiene en vilo a la sociedad formoseña. Sin embargo, en las últimas horas, la causa judicial se vio rodeada por un fenómeno colateral peligroso: la viralización de información falsa. Orlando “Popi” Balsamini, un conocido contador y asesor político, se sentó en los estudios del programa “Una Cuestión de FEr”, conducido por Fernando López por FM VLU 88.5, para dar una entrevista que él mismo calificó como necesaria para proteger su integridad y la de su familia.
La construcción de una sospecha infundada
La controversia nació a partir de un video de las cámaras de seguridad de una estación de servicio Axion, material que ya forma parte del expediente judicial. En las imágenes se observa a un hombre de características físicas particulares —específicamente, una calvicie prominente—. En el ecosistema de las redes sociales, usuarios comenzaron a comparar ese video con una fotografía institucional de Balsamini junto al concejal Marcelo Sosa.
“Rotundamente, no, no soy la persona del video, a pesar de tener una pelada. No tan prominente como la persona del video, no tengo la misma contextura física, creo que ni siquiera tenemos la misma edad”, sentenció Balsamini al inicio de la charla. El entrevistado fue tajante al señalar que el único punto de contacto entre él y el sospechoso del video es la falta de cabello, un rasgo que, según sus palabras, no puede ser prueba suficiente para destruir la reputación de un ciudadano.
El peligro de la tecnología: IA y manipulación política
Uno de los puntos más alarmantes de la entrevista fue la denuncia sobre el uso de herramientas digitales para profundizar el engaño. Balsamini relató que no solo se trató de una confusión visual, sino de una maniobra orquestada.
“Se tomaron el atrevimiento de hacer con inteligencia artificial poner mi cara en una ropa, en un contexto donde estaba con Marcelo vestido y nada que ver, todo mentira. Yo creo hay una mala intención manifiesta en comparar a dos personas para politizar todo esto”, explicó con indignación. Según su visión, el objetivo de fondo no es solo atacarlo a él, sino generar un “descrédito a las instituciones” y atacar al sector político al cual asesora, buscando anclarlo artificialmente a un crimen que ha generado una lógica sensibilidad social.
El encuentro con la Justicia y el respaldo de la Fiscalía
Ante el crecimiento de la bola de nieve digital, Balsamini optó por la vía institucional. Lejos de esconderse, acudió al edificio de la justicia para aclarar su situación ante las autoridades que llevan adelante la investigación del femicidio.
“Estuve hablando hoy con la fiscal, me presenté con mi abogado. Me dijo la fiscal en forma muy clara que yo no tengo nada que ver en el caso, no figura a mi nombre, no estoy investigado, no voy a hacer llamado a declarar porque no tengo absolutamente nada que declarar”, relató. Balsamini destacó que la fiscalía tiene total certeza de que él no es el sujeto que aparece en las grabaciones de la estación de servicio y que los peritajes actuales se centran en identificar a las personas reales que aparecen en los clips para determinar si existe un vínculo con Xiomara.
El calvario personal y el peso del estigma familiar
Más allá de la cuestión judicial, la entrevista abordó el costo humano de ser señalado como un presunto femicida en las redes sociales. Balsamini compartió detalles dolorosos sobre cómo esta situación se filtró en su vida cotidiana y en la de sus seres queridos.
“En lo personal, sí. Yo tengo hijos estudiando afuera, uno en Córdoba, otro en corrientes, tengo una hija más chica que va al colegio y le preguntaban: ‘Che, mira tu papá esto, che, mira tu papá esto’. Entonces, llega un punto donde voy a decir, hasta acá llego, aguanto, me callo, pero ya no puedo más. Tengo que salir a defender mi nombre, mi familia, mi apellido”, expresó con la voz cargada de tensión.
Incluso relató escenas de su vida diaria que se volvieron hostiles debido a la desinformación: “Ayer sí, ayer me pasó en la panadería. Como que se tocaban y se hacían coditos, mira, mira, mira quién está ahí”. Estas situaciones, describe, ocurren mientras él continúa con su rutina laboral de contador y las tareas de cuidado de su hija, sin haber intentado jamás huir de la ciudad como sugerían algunos rumores malintencionados.
Responsabilidad de los medios y futuras acciones legales
El asesor de Marcelo Sosa no descartó llevar el asunto a los tribunales civiles. Apuntó directamente contra aquellos comunicadores y propietarios de portales que no moderaron los comentarios o que alimentaron la noticia falsa sin verificar.
“El responsable del portal más adelante tenemos las acciones legales para iniciar. Nos estamos documentando, estamos siguiendo los pasos que corresponden… primero yo me quiero desvincular de la imagen del pelado de la acción, porque yo no soy el pelado de la acción. Posteriormente a esto iremos por la parte judicial”, advirtió. Balsamini enfatizó que la libertad de expresión no debería ser un salvoconducto para permitir que se repliquen fotos que desacreditan a una persona de forma gratuita.
Reflexiones sobre una entrevista «bizarra» e insólita
Hacia el final de la conversación, tanto el periodista Fernando López como el entrevistado coincidieron en lo extraño de la situación: tener que utilizar un espacio radial para demostrar que uno no es la persona de un video.
“Es rarísimo, lamentablemente me toca a mí, lamentablemente me tengo que salir yo a decir: ‘No soy yo ese’. Creo que es una serie de Netflix, ¿viste? Creo que no tengo ningún parecido con ese”, ironizó Balsamini. Por su parte, López reflexionó sobre la fragilidad de cualquier ciudadano ante la justicia y las redes: “Mañana nos puede pasar a nosotros… que venga alguien y diga: ‘Ah, este es el de tal lugar porque vos estás con un político al lado’”.
Orlando Balsamini cerró la entrevista reafirmando que su prioridad es que se encuentre a los verdaderos culpables de la muerte de Xiomara Portillo y que se haga justicia por la menor, pidiendo que dejen de usar su imagen como un “chivo expiatorio” para desviar el curso de la investigación policial.
