La internación del chef Christian Petersen en terapia intensiva, luego de haberse descompensado durante el ascenso al volcán Lanín, generó preocupación y encendió las alertas en quienes realizan actividades físicas extremas.
El reconocido cocinero sufrió una falla multiorgánica, un cuadro médico que obligó a un operativo de rescate en plena montaña y a su posterior traslado a un centro de alta complejidad en San Martín de los Andes, donde permanece con pronóstico reservado.
El episodio ocurrió en el tramo de la subida, cuando Petersen presentó una colapso que le impidió continuar y el diagnóstico confirmó una deficiencia simultánea de varios órganos vitales.
christian petersen
Qué es una falla multiorgánica
La falla multiorgánica, también llamada síndrome de disfunción multiorgánica, es una condición médica grave, en la que dos o más órganos vitales comienzan a fallar de manera simultánea o progresiva. No es una enfermedad en sí misma, sino de la consecuencia de un evento inicial, que desencadena una respuesta descontrolada del cuerpo.
Ese evento puede ser una infección severa, un traumatismo, una descompensación metabólica, una falta crítica de oxígeno o una combinación de factores que llevan al organismo a un estado de inflamación generalizada. Y, cuando esto ocurre, los mecanismos de defensa dejan de ser protectores y empiezan a generar daño.
En estos cuadros pueden verse comprometidos:
-
Los pulmones, con dificultad para oxigenar la sangre.
-
El corazón y el sistema circulatorio, con caída de la presión arterial y alteraciones del flujo sanguíneo.
-
Los riñones, que pierden la capacidad de filtrar toxinas y regular líquidos.
-
El hígado, clave en la depuración de sustancias y en la producción de proteínas esenciales.
-
El sistema neurológico, con alteraciones del estado de conciencia, confusión o delirio.
-
La sangre, con trastornos de la coagulación que pueden provocar sangrados o trombosis.
Por eso, es considerada una emergencia médica y requiere internación en terapia intensiva, monitoreo permanente y soporte artificial de los órganos que dejan de funcionar por sí mismos.
falla multiorganica
Cuáles son los controles que hay que hacerse
Evaluación clínica y cardiológica completa
El primer paso es una consulta médica, que incluya el análisis de tu historia clínica. Allí se analizan antecedentes personales y familiares, enfermedades previas, hábitos, nivel de actividad física y experiencias anteriores en altura.
A esto se suma un examen físico completo y estudios cardiológicos básicos, como electrocardiograma y ecocardiograma, para descartar alteraciones estructurales o eléctricas del órgano.
Prueba de esfuerzo
Uno de los estudios clave es la prueba de esfuerzo, idealmente acompañada por una evaluación cardiorrespiratoria que mida el consumo máximo de oxígeno. Este dato permite estimar cuánta capacidad real tiene el organismo para sostener esfuerzos prolongados en condiciones adversas.
Los especialistas utilizan parámetros objetivos, como los METs, para definir si una persona está en condiciones de afrontar una actividad de este tipo. Los valores bajos indican que el cuerpo no tiene la reserva necesaria, más allá del deseo o la motivación.
Christian Petersen
Evaluación respiratoria y metabólica
La capacidad pulmonar y la correcta oxigenación de los tejidos son fundamentales en altura. Por eso, en muchos casos se solicitan estudios respiratorios, análisis de sangre, control de anemia, función renal y hepática, y evaluación del estado metabólico general.
En personas con enfermedades cardiovasculares o respiratorias severas, el riesgo aumenta y puede contraindicar el ascenso.
Preparación física
La condición física no se improvisa y los expertos coinciden en que el entrenamiento debe comenzar varios meses antes, con un plan progresivo que combine trabajo aeróbico, fuerza muscular y estabilidad. Además, en estos casos, la regularidad es clave: entrenar intensamente durante pocas semanas no reemplaza años de actividad sostenida.
También se recomienda preparase con desniveles, ascensos y descensos para adaptar los músculos y articulaciones a las exigencias reales de la montaña.
Nutrición, descanso y aclimatación
La alimentación cumple un rol central y las dietas restrictivas, especialmente las muy bajas en carbohidratos, no son adecuadas para este tipo de esfuerzo. El cuerpo necesita combustible eficiente para responder al estrés físico y al frío.
El descanso previo, la hidratación adecuada y una estrategia de aclimatación progresiva también forman parte de la prevención. Subir lentamente, respetar los tiempos del cuerpo y estar atento a los síntomas es tan importante como llegar a la cumbre.
Experiencia, guía y escucha del cuerpo
“La principal consideración y recomendación es que se vaya con guía. Es alguien que conoce la montaña y lo va a saber asesorar de la manera adecuada, tanto del equipo como una correcta planificación, y los tiempos de ascenso”, señaló Ramón Chiocconi, experto en medicina de montaña, en Infobae.
A esto, se le suma respetar los protocolos, llevar botiquín y, sobre todo, saber cuándo detenerse. Si sentís dolor de cabeza, mareos, fatiga, falta de aire, confusión o palpitaciones recordá que no son obstáculos “mentales” que se superan con voluntad, sino señales de alerta del organismo que deben tomarse en serio.
