domingo, 21 diciembre, 2025
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Monseñor Conejero realizó un llamado a la paz interna y a la justicia social en el cierre del tiempo de Adviento

En su homilía del 21 de diciembre de 2025, el Obispo de Formosa, José Vicente Conejero Gallego, realizó un pormenorizado repaso de la actividad eclesial, destacó el fin de un ciclo de confirmaciones que alcanzó a miles de fieles y celebró el nuevo estatus legal de la etnia Nivaclé. Un llamado a la paz interna y a la justicia social en el cierre del tiempo de Adviento.


En un clima de profunda espiritualidad y cercanía con la realidad social de la provincia, Monseñor José Vicente Conejero Gallego encabezó la celebración del cuarto domingo de Adviento. Su mensaje, cargado de cifras que denotan una intensa actividad pastoral y reflexiones teológicas sobre la figura de San José, se convirtió en una pieza fundamental para entender el presente de la Iglesia formoseña y los desafíos que afronta la comunidad en el umbral del año 2026.

Un año de frutos sacramentales: El récord de confirmaciones en la Diócesis

El prelado inició su alocución compartiendo con la feligresía el resultado de las misiones realizadas en el interior provincial, enfatizando que la fe sigue vibrando en cada rincón de Formosa. Con la precisión de quien sigue de cerca el pulso de su comunidad, Conejero brindó detalles sobre las recientes visitas pastorales.

«Queridos hermanos, la semana pasada, que suelo hacer referencia a ella, hemos tenido la alegría de visitar la comunidad de San Francisco Solano de Misión Tacaglee, así también como la parroquia Comunidad de San Isidro Labrador de General Belgrano, donde decenas de jóvenes han recibido el sacramento de la confirmación del Espíritu Santo», relató el Arzobispo, subrayando la importancia de la presencia territorial de la Iglesia.

La contabilidad espiritual del año 2025 arroja números que sorprenden por su magnitud. Según explicó el Monseñor, el ciclo de confirmaciones que cerró este fin de semana fue uno de los más participativos de los últimos tiempos: «En el día de ayer también en la parroquia María Auxiliadora, de acá de la ciudad, 42 adultos, mayorcitos ya, algunos de ellos, han recibido el sacramento del Espíritu Santo, cerrando así este ciclo de confirmaciones de este año, que casi 3.000, si no yerro, porque suelo llevar la contabilidad, 2.951 se han confirmado entre jóvenes y adultos, que no son pocos, en 73 celebraciones».

Justicia histórica para los Nivaclé: El reconocimiento del INAI

Uno de los momentos más trascendentales de la homilía fue cuando el Obispo abordó la cuestión social y los derechos de los pueblos originarios. Monseñor Conejero celebró con entusiasmo el reconocimiento oficial de la etnia Nivaclé por parte del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), un paso largamente esperado por estas comunidades.

«También hemos sentido la alegría este viernes pasado de la aprobación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, la aprobación, el reconocimiento oficial de la etnia Nivaclé, originarios también de esta tierra de Formosa, que han sido reconocidos», anunció conmovido. El prelado no ocultó su deseo de que este paso nacional se traduzca prontamente en acciones locales: «Ahora esperemos que a nivel provincial también sean reconocidos oficialmente. Son hermanos que tienen sus comunidades en la Madrid, Guadalcázar, Río Muerto, también en San Miguel de Laguna Yema, El Algarrobal y algún otro, no son muchos, pero son originarios de esta tierra y también son mayoritariamente católicos».

En este sentido, recordó la labor histórica de los misioneros oblatos de María Inmaculada en la evangelización de estos pueblos en la zona del Pilcomayo, instando a que se agilicen los trámites para que obtengan su «personería jurídica como corresponde con las otras tres etnias que pueblan esta tierra de Formosa, a saber los Kon o tobas, los Pilagás y los Wichí».

La figura de San José y la superación del temor

Al entrar en la reflexión bíblica, Conejero Gallego destacó la transición de las figuras proféticas de Isaías y Juan el Bautista hacia los protagonistas directos del misterio de la Navidad: María y José. El obispo puso especial énfasis en el mensaje del ángel a José, centrado en la erradicación del miedo.

«José, hombre justo, quiso abandonarla para no denunciarla en secreto, y el ángel del Señor se le apareció y le dijo, José, no temas recibir a María, porque ella ha concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, y a ti se te encomienda ser el padre adoptivo de este niño, y de cuidar de él y de su madre», explicó el prelado. Para Monseñor, este mensaje de «no temer» es la clave para la vida cristiana contemporánea: «Nos llama la atención que siempre el mensaje de Dios es de no temer. Gabriel, cuando se le apareció a María, le dijo, no temas, María, tú eres llena de gracia, el Señor está contigo. De igual modo, el ángel le dice a José, no temas».

El Obispo vinculó estas enseñanzas con las angustias modernas, instando a los formoseños a no dejarse vencer por la incertidumbre del futuro: «Nosotros generalmente tememos la incertidumbre del porvenir del mañana, de la enfermedad, de tantas cosas, y sin embargo Dios nos ama, y tenemos que confiar plenamente en su amor, por eso tenemos que erradicar de nosotros los temores y los miedos».

Virtudes para el hombre nuevo: Silencio, discernimiento y obediencia

La homilía también ofreció una hoja de ruta espiritual basada en la personalidad de San José, a quien definió como un modelo de hombría y fe. Monseñor invitó a la comunidad a buscar momentos de quietud en un mundo saturado de ruidos y distracciones.

«Y en José podemos descubrir primero el silencio. Es un hombre justo y silencioso. Es un hombre que hace discernimiento y escucha atentamente la voz de Dios a través del ángel, y obedece, hizo lo que el ángel del Señor le mandó. Así es que estas notas características de José, esposo de María, debemos de aprender, no ser ruidosos, y hacer silencio en nuestro interior», reflexionó.

Asimismo, citando a San Pablo en su carta a los romanos, recordó que cada bautizado tiene la misión de ser un anunciador de la «buena noticia», actuando siempre en sintonía con el proyecto divino: «También nosotros, hermanos por el bautismo, como Pablo, estamos llamados a ser anunciadores, predicadores de la buena noticia del amor de Dios, como él mismo afirma, para obedecer por medio de la fe al designio y al proyecto de Dios».

El llamado final: Una Navidad de corazón y no de consumo

Para cerrar su extenso mensaje, Monseñor Conejero Gallego hizo un fuerte llamado a la reflexión sobre el sentido comercial que a menudo empaña la festividad navideña. Exhortó a priorizar el encuentro espiritual por sobre los excesos materiales.

«Pues bien hermanos, contemplemos estos días que restan para celebrar la Navidad, no pensando tanto en lo que vamos a comer y la fiesta que hay quienes se preocupan demasiado en esto, ¿verdad?, en la fiesta, en la comida, sino sobre todo en recibir en nuestro corazón la visita del Señor que viene a salvarnos», sentenció con firmeza pastoral.

Recordando que el nombre de Jesús y el título de Emmanuel significan «Dios con nosotros», el obispo concluyó: «Hoy también Jesús quiere nacer en nuestro corazón, nos quiere liberar de todos los miedos y angustias, de todo tipo de clase de angustias y temores. Si confiamos plenamente en el Señor, hacemos el bien y su voluntad, hasta que un día le veamos cara a cara. Mientras tanto, dispongamos nuestro corazón con una oración ferviente y con el deseo del encuentro con Jesús y de hacer siempre su voluntad, que así sea».

Con estas palabras, la Diócesis de Formosa se encamina a las celebraciones centrales de la Natividad, bajo una consigna clara: justicia para los pueblos, fin de los miedos y un silencio interior que permita escuchar el llamado del Salvador.

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